martes, 12 de julio de 2011

Presidentes, evangelios y confianza en Dios (fe)

Esta semana ha estado circulando mucho en mi red social un video del presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, hablando en un congreso cristiano. Muchos han comentado que qué buen discurso, que nos anima a salir adelante, que qué bueno que tenemos un presidente que confíe en Dios... Los comentarios abundan.

Una persona me envió un correo en el que expresa textualmente: “Me gustaría que me digas que sientes y que piensas de esto. Yo tengo sentimientos y pensamientos encontrados.” Antes de este correo, no le había prestado la más mínima atención a las palabras de Calderón, pero ahora me sentí obligado a escuchar lo que decía, y con la mayor atención posible. Así que abrí en mi navegador el link del dichoso video.

Lo siguiente es mi respuesta al correo que me fue enviado.

Creo que es un manipulador experto. Utiliza lenguaje, frases, figuras e imágenes del contexto cristianoide (no bíblico, no crisiano, no católico, no teológico) para hablar de sí mismo. Aunque mensiona de Dios, delega la tarea en nosotros y la “fuerza” y la “alegría” que hay en nosotros, y en consecuencia, en sí mismo como presidente nuestro. Habla de buscar el Reino de Dios “en la tierra”; Cristo nunca dijo que ese Reino se encontraría en la tierra, y las únicas referencias posibles en la Biblia respecto a tal reino en la tierra, son únicamente aplicalbles a la Iglesia.

Estoy consciente de que Calderón Hinojosa no es un teólogo. Eso no lo excusa; debemos tener en mente que su cosmovisión es totalmente humanista: El hombre es el que opera el cambio “necesario” en la dirección “adecuada”. Dijo: no dejemos a Dios la tarea que nos corresponde a nosotros. Está excluyendo a Dios del gobierno. El ser humano deja de ser una herramienta en las manos de Dios y se convierte en el ajente que utiliza la herramienta (llamada “fuerza”, “voluntad”, “valor”; pero que sustituye a Dios mismo) para efectuar por sí mismo los cambios. Si realmente confiara en Dios, aunque su teología estuviera desviada, alentaría a la audiencia a pedirle a Dios que nos de la fuerza y/o sabiduría necesarias para cumplir la tarea que nos “corresponde”.

Hay que estar muy alertas de lo que escuchamos. El diablo se disfraza de ángel de luz. No nos dejemos engañar por Satanás, quien utiliza a quien puede (incluídos los presidentes, por más bien intencionados que puedan estar) para presentarnos un evangelio diferente. Recordemos que en ningún momento el presidente dio gloria o gracias a Dios (quizá por su investidura de presidente), pero sí se atrevió a presentarse a sí mismo como un ajente de cambio. Al hacer tal cosa sin dar gloria a Dios, se coloca a sí mismo como una opción, como un paralelo, a Dios mismo. Él fue colocado en esa posición de autoridad por Dios para cumplir con los propósitos de Dios; pero aunque pudiera darse cuenta de ello (como Nabuconodosor), no significa que sea del pueblo de Dios. Satanás también sabe y se da cuenta de que el poder y la autoridad que posee provienen de Dios para los propósitos de Dios, pero procura — intenta, hacer con ese poder y autoridad su propia voluntad.

¿Es creyente nuestro presidente? ¿Lo contaremos entre nuestros hermanos? Mi opinión (pero sólo Dios y él saben la verdad) es que no lo es. ¿Oraremos por él? Por supuesto. Debemos orar por todos, aún nuestros enemigos. ¿Creeremos en sus palabras? Debemos ser astutos como serpientes y mansos (no mensos) como palomas; pidamos a Dios poder distinguir la honestidad del engaño.

Por mi parte yo creo que esto es parte de un engaño propagandístico electoral (ya falta sólo un año para las elecciones). Pero Dios nos permita saber lo que tenemos que saber.

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